El orden arquitectónico dórico es
originario del sur de las costas del Peloponeso de Doria y es el más sencillo
de todos.
El orden jónico es del este, de
las islas Jónicas y el corintio de Corinto.
Los templos dóricos eran bajos y
daban la sensación de ser macizos, las columnas eran gruesas no tenían base y
el fuste era acanalado parecido a las otras columnas. El capitel era muy simple
sin bordados, tenía dos partes, el ábaco y el equino.
Las columnas sostenían el
entablamiento, las cornisas eran salientes para el agua, la parte inferior
(arquitrake) y un friso de triglifos y metopas.
En cambio las construcciones jónicas tenían
mayor tamaño y todas tenían doble fila de columnas, más estilizadas y eran
también acanaladas, pero tenían una sólida base. Las columnas jónicas tenían el
capitel bien trabajado, constituido por el ábaco, el equino y dos gráciles volutas (adorno en forma de
espiral de algunos capiteles). Los frisos estaban adornados con relieves.
Uno de los templos
representativos de ese período fue el Templo de Artemisa.
El período clásico o apogeo de la
arquitectura griega fue en los siglos V al IV a.C. en este momento aparece otro
orden, las columnas corintias.
Lo que más distingue al orden
corintio es el capitel muy trabajado y rematado con hojas de acanto (planta
herbácea perenne con hojas largas y espinosas).
La base también es distinta a las
anteriores, y pasaron a ser tres las filas de columnas, una muestra de este
estilo es el Partenón.
El orden corintio lo usaron mucho
los romanos.
En el siglo III a.C. en el
período helenístico las columnas tenían sus capiteles muy trabajados, sostenían
los frisos construidos en relieve con mucha elegancia y una majestuosidad
insuperable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario